lunes, 30 de enero de 2017

Recuerdos de Fuente Tetar


Gabriel CARRASCO HURTADO

Atardecer en la Ventosilla, frente al Castillo y Tierras de Fuente Tetar; temprana heredad de los más importantes caballeros fronteros del Reino de Jaén: los Señores de Benavides.
Tierra de pan llevar, calma; suaves lomas…

Cara de poniente, al norte la villa de Jabalquinto, señorío de estirpes venideras; al noreste la Muy Noble y Leal Ciudad de Baeça, centro de poder y orgullo terrenal de la familia y donde quisieron yacer: Capilla Mayor del Convento de Frailes Menores de San Francisco; al fondo la sinuosa traza, desdibujada por la bruma vespertina de la Peña de los Donceles, cima de la Sierra del Acero: primeras tierras de su más importante posesión, la Villa y Estado de Santisteban del Puerto; su feudo. Su hogar.


Este pequeño tesoro quiso Men Rodríguez de Biedma darlo a la Diócesis de Baeça-Jahen al solo objeto de yacer junto a su esposa en el pavimento de la capilla mayor de la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeça.

Así fue… 



miércoles, 11 de enero de 2017

Modernidad líquida vs. el tiempo atávico



Gabriel CARRASCO HURTADO

Hacíamos, en una de nuestras proposiciones[1], a modo de declaración de principios, definición de El Tiempo Atávico como el conocimiento desde diversas perspectivas de la forma de ser y de vivir de nuestros antepasados y como esos comportamientos, miméticos, iguales en el transcurrir de generaciones les hizo pervivir en un mismo territorio desde siglos y quizás desde milenios.
También, y como consecuencia de ello, como se repetían o reaparecían por pura intuición histórica en nosotros mismos, coincidiendo plenamente con antepasados remotos, de los que, de no ser por un estudio minucioso y detallado, no sabríamos absolutamente nada.
Como el trigo que cae en la tierra muere para dar vida, nosotros somos el fruto de nuestros antepasados.
Locke en su “Ensayo sobre el entendimiento humano" de 1690 dice que “La mente está relacionada con la historia haciendo de la experiencia (la historia) fuente de ideas. Utilizando el conocimiento como percepción de concordancia o discordancia de estas, teniendo como objetivo formar parte de la mente universal y eterna.”
¿Por qué la historia? La historia como disciplina de conocimiento, la historia es la verdad en la impotencia del Hombre acerca de su propio discurrir.
El reciente fallecimiento del filósofo Zygmunt Bauman[2] nos ha devuelto la perspectiva a su Modernidad Líquida como categoría sociológica.
La liquidez de Bauman es metáfora de la dispersión o de la fragilidad[3] sugerida a partir de la decadencia o de la meta de la modernidad.
El ideal de libertad de la ilustración o de la desregulación promueve vínculos humanos precarios y volátiles; individualismo y privatización del modus vivendi.
A partir de ahí Bauman describe las contradicciones y las tensiones de las nuevas relaciones sociales:
- El otro es extraño, por desconocido, y por tanto portador de incertidumbre.
- El éxito siempre conlleva una desvinculación afectiva.
- No hay una metafísica del hombre, cualquier definición es volátil, ondulante, resbaladiza…
- La desterritorialización es, también, condición para el éxito; la apropiación del territorio pasa a ser un lastre.
- Hay una explicitación de la globalización y de un mundo policéntrico.

¿Qué devendrá?






[1] Carrasco Hurtado Gabriel (2016). Reminiscencias y perspectivas del Estado de Santisteban del Puerto y el Priorato de Santa María del Collado. Conferencia de Admisión en el Ateneo de Ilugo de Santisteban del Puerto.
[2] Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
[3] Vasquez Rocca, Adolfo (2008). Z Bauman: Modernidad liquida y fragilidad humana