Somos solo
pasado; somos, vivos – no ya muertos – como las hojas de otoño que caen del
árbol y se las lleva el viento.
Pero el
recuerdo es presencia, experiencia y aprendizaje.
En la foto, de desconocido origen, al fondo, la ermita de la Estrella sin los prescindibles
añadidos: las casetas de venta y la espadaña, que queda fuera de ángulo.
Resaltan
los tres ventanales originales rematados en arcos de medio punto, dovelas de
piedra caliza.
También se
puede apreciar el trabado a la fachada oeste del paramento que separa la nave
principal de la nave de la epístola.
Por último
un magnífico contrafuerte que permite trasmitir cargas transversales a la
cimentación.