Artículo de Antonio Cañada Blanca aparecido en el digital Jaén Hoy el 6 de octubre de 2024:
“Del ronquío al seseo: las
peculiaridades lingüísticas que reúne la provincia de Jaén”
“La fuerte pronunciación de la
jota y la abertura vocálica son dos de los signos de identidad más reconocibles
entre los jiennenses, aunque localidades como Torredelcampo constituyen
auténticas islas con un habla diferente”
“Entre
el jardín de casas encaladas que es esta vieja Andalucía se superponen los
cimientos de una personalidad tan arrolladora que resulta amenazante para el
orden exquisito de quienes ven en esta tierra un caos indómito. Miren que hasta
en el terreno lingüístico han querido señalar ciertos individuos una
irrefrenable manera de distinguirnos con la etiqueta de “catetos”. Si ya lo
decía la gran Lola Flores: “manosea tus raíces, que de ahí siempre salen cosas
buenas”. Aunque con ciertos matices, pues puede que abusemos de la Inteligencia
Artificial poniendo estas palabras en boca de La Faraona, pero no cabe duda de
que habría sentenciado algo parecido en 2024.
Si algo
caracteriza a un andaluz frente al resto de España, desdibujando los manidos
estereotipos que han definido a sus habitantes, es su manera de hablar: culta y
frágil a la vez, con un ahorro expresivo que los más estudiosos encorsetan
en una “economía del lenguaje”. Será que esta tierra callada ahorra hasta la
última palabra si con ello consigue entenderse de forma más sencilla y directa.
Fíjense que hasta parece pura poesía que aun disponiendo de un léxico casi
exclusivo, un jiennense y un gaditano podrían entenderse perfectamente en un
contexto más o menos cercano. Lejos de la economía, el vocabulario andaluz
plantea una riqueza sin parangón.
“Podemos
decir que hay muchas Andalucías, tanto fonética como sintáctica y
léxicamente", expone Maribel Sancho. Esta licenciada en Filología Románica
y profesora jubilada de la Universidad de Jaén prefiere utilizar otra acepción
a la hora de estudiar las modalidades lingüísticas existentes en la comunidad
andaluza. Para ella, el acento es "un término un tanto ambiguo que se utiliza
para definir la pronunciación, la entonación, el tipo de léxico o las
construcciones sintácticas de un determinado lugar”. A este misma afirmación se
suma el profesor de Filología Hispánica Narciso Contreras: "La
denominación más apropiada en este caso sería hablas andaluzas".
Probablemente
si hoy escuchásemos la viva voz de nuestros máximos exponentes del pasado
descubriríamos más de un rasgo en común. No obstante, Contreras apunta al hecho
de que cada zona de Andalucía, desde la parte occidental a la más oriental,
presenta unas características determinadas: "Uno de los hechos más
interesantes es que no hay ni un salo rasgo común a todos los
andaluces". Es evidente que no se expresan de la misma manera un pescador
del puerto de Málaga que un agricultor de la sierra de Segura, pero lejos de lo
que pueda parecer, "ninguno de los rasgos de cada provincia es exclusivo
de ella, pues siempre lo comparte con otros lugares".
Del
habla andaluza se podrían escribir tantos estudios monográficos que
necesitaríamos más de un tratado dedicado a cada una de las ocho provincias.
Sin embargo, de toda esa amalgama de rasgos identitarios que nos
diferencian de nuestros hermanos a la hora de expresarnos, en la geografía
jiennense existe más de una peculiaridad. “Si un extranjero viene a Andalucía
con su español recién aprendido en Oxford o en la Sorbona, rápidamente advierte
esta variedad del castellano que se habla en Jaén”, señala Sancho. Porque sí,
en este mar de olivos también se habla diferente.
Con jota
de Jaén
Los jiennenses
saben bien que en su vocabulario hay una distinción clara para la pronunciación
de la jota. En un dictado que empiece con la palabra juego y prosiga en
jacinto, jofaina, jirafa y jengibre, no hay tiempo para el respiro y este
lector a buen seguro que si es de Jaén habrá arrastrado una ronquera en su
lectura. Lo cierto es que este detalle es una de las muchas peculiaridades que
presenta esta tierra: la del ronquío. Sin embargo, tal y como advierte
Contreras, aunque este y otros rasgos se dan notablemente en Jaén,
"no son uniformes en toda la provincia”.
A pesar
de que nos encontremos en medio de una zona más propensa a la aspiración de la
décima letra del abecedario, en gran parte del territorio jiennense no se da
esta situación. Maribel Sancho explica que esta jota aspirada se remonta al
siglo XVI, el momento del llamado reajuste de las sibilantes que marca el
paso del sistema medieval al moderno. Pero en Jaén la articulamos de manera
mucho más próxima al castellano: “Lo normal es pronunciarla con el final de la
lengua próximo al velo del paladar”. Pero déjeme decirle, querido lector,
mientras modula su boca, que “quizá aquí la exageremos un poco”.
Existen
diversas teorías sobre la correlación histórica en la que el
llamado ronquío se asocia con el norte de Andalucía. El profesor de
Lengua Española y catedrático de la UJA, Ignacio Ahumada, habla de este tema en
algunos de sus trabajos asociando este sonido a la exclamación popular que
tenían por costumbre realizar algunas personas ante la evidencia de algo. Otros
estudiosos, por el contrario, explican este fenómeno en individuos “menos
cultos” que al comenzar a hablar efectúan una especie de ronquido. De nuevo el
lastre del analfabetismo parece dispuesto a acomplejarnos después de todo.
La boca,
bien abierta
“Para mí
la variedad que más diferencia a Jaén con respecto a otras provincias es la
abertura vocálica”, apunta Sancho en su análisis. Apenas tarda dos segundos en
ejemplificar esta paradoja con un caso frecuente en gran parte de Andalucía
oriental. A la hora de expresar oralmente palabras en plural, veremos cómo
esas últimas vocales se abren y se adelantan con decisión sobre la ese que
otros se afanan en pronunciar: el niñǫ/lǫ niñǫ.
Este
rasgo tan particular, al igual que el de la jota, puede llegar a variar
considerablemente desde el punto de vista de Narciso Contreras en función de la
zona donde nos encontremos. "A veces se da en unos grupos sociales y
no en otros”, expresa el filólogo. Veamos un caso práctico en un agricultor que
en días de lluvia clama impertinente: “¡agua pa’ mį olivǫ!” Es probable que escrito sobre
estas líneas pudiera parecer que hablase de un solo árbol, pero en la extensión
de esas vocales distinguiríamos una notable cantidad indefinida. O más de una
cuerda, que dirían otros.
Esta
cuestión se repite en otras muchas consonantes, tal y como expone Sancho. En el
caso de la erre en posición final de sílaba o palabra, sin ir más lejos, en
cualquier verbo en infinitivo su última vocal se abre y acaba desplazando a
esta última letra: trabają (de trabajar), comę (de comer) o pedį (de pedir).
Habrá quien piense que esto es un elemento propio del andaluz en términos
generales, pero también cabe apreciar que la fonética de estas
vocales entre los labios de los jiennenses guarda una sonoridad peculiar y
muy característica.
Un seseo
importado en el pasado
Una de
las cuestiones más recurrentes a la hora de establecer una diferenciación
simple entre la variedad de acentos es el seseo y el ceceo. Reducir una
variedad lingüística a esta determinada apreciación simplifica en demasía el
caso del habla andaluza, como apuntan numerosos expertos. “Es evidente que el
seseo caracteriza al andaluz de determinadas zonas, pero también está muy
extendido en Canarias, en prácticamente toda Hispanoamérica e, incluso, en zonas
vascas y gallegas concretas”, subraya Sancho.
Sobre su
posible origen no hay una evidencia clara, ni siquiera un acuerdo entre los
estudiosos de este fenómeno. Para muchos de ellos se produce en un
reajuste del español medieval hacia el castellano que hoy conocemos. “Hay
una serie de sonidos que en castellano evolucionan a s y z claramente, pero en
Andalucía lo hacen de forma muy distinta y caminan por su cuenta”, resuelve.
Así, en ese interés por situar históricamente esta fase de transición, autores
solventes como Juan Antonio Frago Gracia marcan el siglo XIII, aunque otros
investigadores lo sitúan más tardío.
Para
explicar este tipo de fenómenos, Contreras recomienda reparar en el desarrollo
social y geográfico de la zona, "ahondar en la historia”. Si atendemos a
esta centuria de reconquista, por tanto, Maribel Sancho plantea cómo esa
evolución del español medieval ocurre a la par que la reordenación del
territorio cristiano. “Con el reinado de Fernando III, y tras la conquista, a
Sevilla acude gente de Castilla y León principalmente, mientras que en Jaén, al
comenzar antes la reconquista, lo hace gente más próxima a Aragón”.
Conquista
de Andalucía entre los siglos XIII y XIV. / Tus Apellidos
En
realidad, esta teoría se fundamenta en razones sencillamente geográficas: la
extensión de la comunidad andaluza y sus accesos desde Despeñaperros o
Extremadura establece el propio hecho de que el castellano llegase con
unas características distintas entre su parte oriental y su zona más
occidental. Pero, si atendemos a esta distribución más o menos equitativa, ¿cómo
es que existen puntos localizados de la provincia de Jaén donde se sesea casi
de forma exclusiva?
“A
través del valle del Guadalquivir, el seseo alcanza Córdoba y llega hasta Jaén,
siguiendo el curso del río: Andújar, Marmolejo, Baeza, Bailén e incluso
Cazorla”, expone. Sin embargo, si alguien se lo está preguntando ya:
efectivamente, existen pequeñas islas en medio del olivar donde este
fenómeno está profundamente arraigado desde bien antiguo. Es el caso de
Torredelcampo, que, a pesar de encontrarse a apenas 10 kilómetros de la
capital, mantiene una pronunciación de la ese un tanto particular.
Una isla
no muy remota
Frente a
la ese claramente castellana, en Andalucía pueden distinguirse diferentes
pronunciaciones entre la forma cordobesa y otra más extendida entre las
poblaciones de Sevilla y Cádiz. Lo realmente curioso en este argumento es el
hecho de que “la torrecampeña esté más próxima a la ese cordobesa e,
incluso, a la sevillana”. Hasta ahora, ningún especialista, ha sabido explicar
a ciencia cierta la razón de este islote tan localizado, un ejemplo que ocurre
de manera similar en Santiago de Calatrava.
El
catedrático de historia medieval de la Universidad de Jaén, Juan Carlos
Castillo, ofrece como solución la posible aparición de repobladores con un
seseo incipiente capaz de evolucionar hasta el presente. “Cuando hablamos del
seseo o ceceo particular de algunas zonas tenemos que acudir a las
repoblaciones”, comenta Narciso Contreras. Este filólogo, incluso, valora la
posibilidad de que diversas colonias de Sevilla o Córdoba acabasen
trasladando estas características de su habla a través del valle del
Guadalquivir. O igual quién sabe si en esa fama de buscavidas y comerciantes
los primeros torrecampeños terminasen importando consigo este patrimonio singular.
Ante
esta reflexión, Castillo resuelve la incógnita con posibles repobladores que
transmitieron este deje capaz de evolucionar hasta lo que hoy conocemos. Lo que
sí es obligado para cualquiera que se precie, según insisten muchos
filólogos, es saber reconocer un vulgarismo en hablantes con un nivel
cultural bajo frente a la pronunciación generalizada de ciertas
expresiones en ese lugar. Y cerrando el capítulo del seseo, conviene resaltar
que, al contrario de lo que cabría esperar, no existen demasiados casos de
ceceo alrededor de nuestra provincia.
Léxico
variado y ceceo
Al
margen de esa economía lingüística con la que un andaluz es capaz de negar tres
veces, como el apóstol Pedro, hay quien promueve que estas cualidades no sean
dignas de elogio alguno. Noniná. Los más de 90 municipios que conforman la
provincia de Jaén pueden presumir, de hecho, de un léxico prácticamente
insólito. En la capital jiennense existen expresiones tan arraigadas que solo
las leyendas urbanas se atreven a explicar su origen. En la imagen de cabecera
de este mismo reportaje pueden admirarse tan solo algunas de ellas.
Para
ello, el grupo de investigación Seminario
de Lexicografía Hispánica de la Universidad de Jaén ha desarrollado en
los últimos 25 años diversos proyectos con el objetivo de realizar una
aproximación a las hablas andaluzas desde la particularidad dialectal de Jaén.
Su objetivo primordial no es otro que "comprender y explicar su identidad,
tanto lingüística como sociocultural", en una investigación a fondo que ya
ha arrojado publicaciones tan interesantes como 'Ambiente gastronómico y léxico
culinario en la prensa giennense del siglo XIX'.
Dentro
de este marco investigativo, el SLH desarrolla en estos momentos su proyecto 'Fontes Rerum Giennensium.
Historia y documentación giennense para el andalucismo léxico', consistente en
la revisión documental histórica de la provincia de Jaén con el fin
de compilar un corpus referencial para el análisis del andalucismo léxico,
en general, y para el vocabulario diferencial del territorio jiennense, en
particular. Y al hilo de estos estudios, es necesario también destacar la
labor llevada a cabo por las profesoras Águeda Moreno y Marta Torres en la
redacción del 'Corpus
Histórico del Santo Reino', un proyecto que recoge documentos en el marco
histórico de este antiguo reino en la Corona de Castilla.
Atlas lingüístico y etnográfica de Andalucía realizado a mediados del siglo pasado. / Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
Más allá
de la riqueza léxica, existen múltiples rasgos identitarios que podríamos
encontrar en cada uno de los municipios jiennenses. La entonación de las
propias palabras puede llegar a circunscribir la población de un lugar, como
ocurre con el habla más acelerada y "cantarina" de Torredonjimeno o
Jamilena, por ejemplo. Por otro lado, aunque de una forma mucho más reducida,
es posible localizar la presencia de ceceo en la provincia de Jaén, "mucho
más tabuizado a día de hoy”, como apunta Sancho. En Castillo de Locubín o
Pegalajar se da el caso paradigmático de este fenómeno junto con la
aspiración de la jota, algo más propio de la geografía sevillana.
El
lingüista y gran investigador de este campo Ignacio Ahumada apuntaba a una
cierta nivelación en estas particularidades del habla como consecuencia de la
continua globalización. En la pequeña localidad de Mengíbar, donde aún quedan
igualmente algunos resquicios del ceceo, se observa esta singularidad en el
legado literario que mantienen obras como 'Tírale que ze ríe', cuya autora
(Maribel García) recupera una leyenda local transmitida de generación en
generación.
Un atlas
y 500.000 audios
La
riqueza lingüística de la comunidad andaluza ha sembrado el interés en Alfredo
Herrero de Haro por conocer y estudiar a fondo la diversidad en el habla de
esta tierra. Así, este doctor por la UNED ha querido ir más allá a la hora de
componer un atlas con el que valorar las diferentes versiones del andaluz que
se extienden sobre el mapa de las ocho provincias. “La Universidad de Granada
ya publicó en 1973 un atlas en el que tardaron cerca de 20 años en hacer
la parte fonética”, explica.
Teniendo
en cuenta la época en la que se realizó este trabajo de campo, es indudable que
para ello necesitaron un buen oído en el que apreciar cada uno de los matices.
“Generalmente utilizaban una metodología simple: llegaban a cada pueblo,
pasaban un par de días allí y tomaban nota con símbolos fonéticos”. La
concordancia de aquellos datos desactualizados con la situación actual hizo que
este apasionado de las letras decidiese iniciar una nueva investigación a
fondo.
Para este proceso ha requerido de unas primeras encuestas online en las que los propios usuarios podían participar para, posteriormente, completar la muestra con un sinfín de grabaciones. Precisamente esta fase ha logrado recopilar en los últimos meses cerca de 500.000 mensajes de voz en hasta 521 puntos geográficos diferentes, lo que supone alrededor de 400 municipios repartidos por toda la comunidad.
La
provincia de Jaén, como no podía ser de otro modo, también está presente en su estudio gracias a la
participación de pueblos como Noalejo o Pozo Alcón, entre otros. En concreto,
56 puntos distintos completan el mapa jiennense, 49 municipios si se tiene en
cuenta que muchos de ellos responden a los códigos postales de la capital. “Ya
de antemano se observa una gran diferencia con respecto al atlas anterior,
que se centraba tan solo en 31 localidades”.
La
intención es analizar este compendio de información recogida a partir de
noviembre, cuyos resultados pretende que vean la luz en 2026. Herrero de Haro
adelanta que muchas de las características que distinguen a nuestra
provincia apenas han variado en el tiempo: es el caso de la abertura
vocálica o la distinción entre s y z. “El llamado ronquío de Jaén que alude a
la pronunciación más retardada de la jota es quizá una de las cosas más
singulares para los lingüistas”, expresa.
Y por si
fuera poco, al hilo de todos los detalles expuestos en este reportaje, este
filólogo almeriense añade un aspecto al que no muchos parecen prestar atención.
“La i griega es también muy curiosa en términos concretos como Villacarrillo,
más profunda y sin llegar a parecerse a la argentina”. Seguro que algún
lector ha entonado cierto zumbido al pararse en esta línea.
Andaluz
desde tiempos pretéritos
Llegados
a este punto, es casi obligado preguntarse desde cuándo existe el dialecto
andaluz como tal. En realidad, es bastante complicado seguir la pista a las
variedades lingüísticas del castellano, cuyas claves se pierden a menudo en el
tiempo debido a la nula existencia de documentación. Sin embargo, conviene
tener en cuenta que existen algunos registros en la prensa y la literatura, lo
que ya advierte de una notable importancia.
La
filóloga y catedrática de la Universidad de Sevilla Lola Pons apunta a un
movimiento regionalista desarrollado en pleno siglo XIX, cuyos textos se
expresan en lo que hoy tildaríamos de andaluz. “Desean reflejar en la escritura
la realidad fonética andaluza, con intenciones y resultados disímiles”. Su estudio
publicado en el año 2000 en la revista internacional 'Philologia
Hispalensis' enumeraba entonces tres periódicos: 'El Tío Tremenda' (1814,1823),
'El Anti-Tremenda' (1820) y 'El Tío Clarín' (1864-1871).
Otros
muchos autores suelen coincidir en que no es la 'Colección de cantes flamencos'
de Antonio Machado y Álvarez (conocido también por su seudónimo Demófilo),
cuando existe una decidida representación gráfica de la modalidad lingüística
propiamente andaluza. En el caso de esta prensa de época señalada,
“justificaron esa elección lingüística y asumieron las repercusiones que
suponía: acercamiento didáctico al pueblo en
el caso del Tremenda; para el AntiTremenda, escarmiento y ejemplo de
cómo no se debía hablar y, para El Tío Clarín, una oportunidad más de
diversión no exenta de censura”.
Si las cosas tienen realmente la importancia que uno quiera darles, fíjense que hasta en la BBC hacen hueco a nuestra forma de hablar. Otro motivo más para presumir de tierra es este patrimonio singular: en Jaén se hace con talento, pero sin sonar pejiguera. Ea.” [ Cañada Blanca, Antonio (2024). Jaén Hoy. 06/10/2026]
Marta Torres, vicerrectora de
Cultura de la UJA: “La Cultura consolida afectos y pertenencia”, Una entrevista
de Carolina Cañada y Ramón Guirado para el programa "De bar en peor"
de EXTRA JAÉN, grabado en el Pub Pipas de la capital. EXTRA JAÉN.
Marta Torres Martínez es Profesora
Titular del Área de Lengua Española de la Universidad de Jaén.