Gabriel CARRASCO HURTADO
En el marco de La Noche de Los
Investigadores se celebró en el Alcázar Nuevo de Jaén una visita
guiada/conferencia a cargo del profesor Juan Carlos Castillo Armenteros.
El profesor Castillo introdujo a los
asistentes en los antecedentes de los más lejanos asentamientos del Jaén que
hoy conocemos: desde esa enigmática ciudad calcolítica que técnicamente denominamos
Marroquíes Bajos hasta el Jaén que quedó tras la invasión napoleónica de
principios del S. XIX.
Y todo desde esa perspectiva privilegiada
que es Santa Catalina, un lugar ocupado desde la prehistoria.
"Los trabajos de investigación histórico-arqueológica emprendidas en la ladera Norte y en la cumbre del Cerro de Santa Catalina de Jaén desde 1994 hasta 2004 nos han permitido conocer como las distintas civilizaciones que han ocupado y modelado la ciudad de Jaén, llevan a cabo importante obras edilicias que tenían como objetivo incrementar la capacidad defensiva de la ciudad, especialmente en época Medieval. En esta zona se edificó, aunque con emplazamientos diferentes, las alcazabas donde residieron los gobernadores musulmanes de la población, y con tal fin reforzaron ampliamente las defensas de la zona, con el fin de hacerla inexpugnables. Una situación que se incrementaría tras la conquista de la ciudad en 1246, con la edificación dentro de los antiguos alcázares, de un nuevo Alcázar, que a partir de este momento se transformaría en el lugar más estratégico de la ciudad y en la residencia de las principales autoridades, especialmente en momentos complejos de enfrentamiento sociales o bélicos. Estas estructuras fortificadas perduraron a lo largo de los siglos, siendo continuamente reparadas, consolidadas y reforzadas según las necesidades defensivas de cada formación social. Siendo de especial significación las llevadas a cabo por los ejércitos napoleónicos en 1811. De todas y cada una de estas actuaciones han quedado una gran cantidad de indicios tanto arqueológicos como documentales o cartográficos."
"Los trabajos de investigación histórico-arqueológica emprendidas en la ladera Norte y en la cumbre del Cerro de Santa Catalina de Jaén desde 1994 hasta 2004 nos han permitido conocer como las distintas civilizaciones que han ocupado y modelado la ciudad de Jaén, llevan a cabo importante obras edilicias que tenían como objetivo incrementar la capacidad defensiva de la ciudad, especialmente en época Medieval. En esta zona se edificó, aunque con emplazamientos diferentes, las alcazabas donde residieron los gobernadores musulmanes de la población, y con tal fin reforzaron ampliamente las defensas de la zona, con el fin de hacerla inexpugnables. Una situación que se incrementaría tras la conquista de la ciudad en 1246, con la edificación dentro de los antiguos alcázares, de un nuevo Alcázar, que a partir de este momento se transformaría en el lugar más estratégico de la ciudad y en la residencia de las principales autoridades, especialmente en momentos complejos de enfrentamiento sociales o bélicos. Estas estructuras fortificadas perduraron a lo largo de los siglos, siendo continuamente reparadas, consolidadas y reforzadas según las necesidades defensivas de cada formación social. Siendo de especial significación las llevadas a cabo por los ejércitos napoleónicos en 1811. De todas y cada una de estas actuaciones han quedado una gran cantidad de indicios tanto arqueológicos como documentales o cartográficos."
Al hilo de la Yayyan conquistada," los señores de Santisteban, los Benavides llegaron
a ostentar ―primero de forma vitalicia y más tarde con carácter hereditario― el
cargo de Caudillos mayores del obispado de Jaén, con importantes funciones
militares como capitanes y guías que eran de las tropas organizadas en todas
aquellas villas y ciudades para luchar contra las fuerzas hostiles a Castilla,
fundamentalmente los musulmanes del reino de Granada. El oficio surgió
con la misma conquista de las tierras jiennenses por Fernando III el Santo,
como “Caudillo mayor y frontero del reino de Jaén”, y sus titulares
―capitaneando los pendones de los concejos del Santo reino― prestaron grandes
servicios a la Monarquía castellano-leonesa en numerosos hechos de armas. El
caudillo mayor, en palabras de Alfonso X el Sabio recogidas en las Partidas,
se ejercía por «esfuerço, maestría e seso», decantándose claramente, entre esas
tres formas de acceso por la última, es decir, por la inteligencia y el
conocimiento del oficio. Salazar de Mendoza completa esta visión alfonsí
añadiendo que el caudillo «…ha de ser muy esforzado, valeroso, noble,
magnífico, notable, estrenuo y claro». Así debieron ser considerados estos
Benavides, señores de Santisteban del Puerto, que en vida habían ganado
sucesivamente la confianza de los monarcas castellanos para ocupar este cargo y
oficio de Caudillo mayor del reino de Jaén, uno tras otro, ostentando el oficio
de manera vitalicia a lo largo de la Edad Media y, con el tiempo ―a partir de
los Reyes Católicos, tras la rendición de Granada―, como dignidad vitalicia en
el seno del linaje."
Arriba el
Alcázar Nuevo cristiano, abajo la gran medina conformada entre los siglos XI y
XIII; anochece
en el Reino de Jaén…
Ficha de la actividad:
VALOR QUE APORTA LA
INVESTIGACIÓN
Divulgar para conocer y
proteger el Patrimonio Histórico de la ciudad de Jaén.
FECHA Y HORA
28/09/2018 18:30
LUGAR
Castillo de Santa
Catalina. Castillo de Santa Catalina, Jaén, España
GRUPO / DEPARTAMENTO DE
INVESTIGACIÓN
Área de Historia Medieval,
Departamento de Patrimonio Histórico.
Investigador anfitrión: Juan
Carlos Castillo Armenteros.
Créditos: El segundo texto en cursiva es de la autoría de Antonio Sánchez González, el primer texto en cursiva y la última fotografía es de la Fundación DesQbre.
Con anotaciones del Profesor Juan Carlos Castillo Armenteros.
Con anotaciones del Profesor Juan Carlos Castillo Armenteros.