Como el cuerpo de un hombre derrotado en
la nieve,
con ese mismo invierno que hiela las
canciones
cuando la tarde cae en la radio de un
coche;
como los telegramas,
como la voz herida que cruza los teléfonos nocturnos,
igual que un faro cruza
por la melancolía de las barcas en
tierra;
como las dudas y las certidumbres;
como mi silueta en la ventana
así duele una noche,
con ese mismo invierno de cuando tú me
faltas;
con esa misma nieve que me ha dejado en
blanco,
pues todo se me olvida
si tengo que aprender a recordarte.
A Almudena en “Completamente viernes”
(1998)
Luis García Montero