Gabriel Carrasco Hurtado
Bien podría pertenecer esta sillería al altar mayor que en
tiempos, hasta mediados del siglo dieciocho, estaba en este mismo lugar.
Durante tiempo residenció la parroquial hasta seis o siete
presbíteros coadjutores por debajo del Prior; hay infinidad de documentos de
mandas de misas que se contaban hasta por centenares. También estaban
siempre presentes frailes del Convento de San Francisco de Santisteban del
Puerto.
No es de extrañar que esta sillería noble estuviera
destinada a éstos.
Que se acomodara ahí desde entonces se prueba con dos
aspectos:
1.- En las fotografías del altar que se conoció hasta 1936
no se reconocen.
2.- Todo de ese altar mayor se destruyo en la Guerra
Civil.
Este altar mayor, en esa ubicación (dando a la calle
Lorite) desapareció por la proximidad a una entrada que daba al panteón o
cementerio (que estaba anexo, en la actual calle donantes de sangre).
La insalubridad era insostenible.
En Las Navas de San Juan se enterró en el llamado panteón,
anexo a la parroquial (como decíamos en la actual calle donantes de sangre); se
enterró bajo la propia solería de la misma Iglesia, y también se enterró en la
ermita de San Sebastián, que sabemos que estaba en lo alto de la Calle del
Santo, y también (además) en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, que
nadie hasta ahora ha sabido donde estaba pero que se tiene documentada….
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No olvidemos la preocupación, ya comentada en otras
ocasiones, por las almas en el purgatorio de los difuntos en las Navas. Desde
siempre se plasmó en iconografías y advocaciones por todo el pueblo: la calle
del Carmen con su hornacina e imagen de la virgen, rescatadora de almas del
purgatorio. La capilla central del cementerio nuevo, dedicado también a la
Virgen del Carmen. A más, y sin pormenorizar, una ermita (que dio nombre al
barrio alto del pueblo) que se situaba en el antiguo camino de Villacarrillo,
se dedicó a San Gregorio (San Gregorio Magno) que es además de Padre y Doctor
de la Iglesia, abogado de las ánimas del purgatorio.