Fotografía de Gabriel Sagra
Catedra (Aldeahermosa, 1.879-1.946), bisnieto de Gabriel Sagra Morante.
Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Montizón entre 1.915 y 1.916.
Por cortesía de Doña Agueda
Bautista Zafra
No ha sido hasta momentos muy recientes
en que la ciencia ha echado la vista atrás y ha consensuado que la historia
tenía más que ver con el producto social de la relaciones cotidianas que con
esas interminables retahílas de reyes, de batallas o de conquistas.
Eso que se ha dado en llamar la
microhistoria, la historia social, acoge en su seno eso que siempre se obvió y
desde la perspectiva que nunca se contó.
Hoy recibimos de la mano de su propia autora, Doña Águeda Bautista Zafra (escritora
e investigadora, perteneciente a una de las estirpes de los descendientes de
nuestro Gabriel Sagra Morante –Santisteban del Puerto 1.782-1.853-) una poesía en la que la autora es testigo de un modo de
vida: la de su padre político: Francisco Sagra Pacheco (Aldeahermosa,
1.910-2.003).
LA MECEDORA
Del patio la
mecedora
era lo que más le gustaba
por nada del mundo
podría cambiarla.
Rodeado de aspidistras
geranios y otras plantas
música de radio casete
o ronroneo televisivo
de la cercana estancia.
Ambiente plácido
que al sopor invitaba
rato que tenía
allí lo pasaba
aguardaba el alba
dormitaba la siesta
también trasnochaba.
Ante su trono de audiencias
desfilaban: paisanos,
familiares, amigos…
él moderaba: debates,
tertulias, ponencias…
Sus estudios, sus años
árbitro nombrado
de toda la aldea;
garante perfecto
de sentencias, consejos...
¡Amaba su pueblo
amaba su casa
amaba su patio!
Tanto los anhelo
en la guerra
que a su regreso
jamás quiso
abandonarlos
ni horas, ni días,
ni meses, ni años
solo los dejó
cuando sus nietos
lo llevaron
para el eterno
descanso.
La testigo muda
preside el patio.
Águeda Bautista ‘ Recuerdos de Frasquito ‘, 16 de mayo de 2006.
era lo que más le gustaba
por nada del mundo
podría cambiarla.
Rodeado de aspidistras
geranios y otras plantas
música de radio casete
o ronroneo televisivo
de la cercana estancia.
Ambiente plácido
que al sopor invitaba
rato que tenía
allí lo pasaba
aguardaba el alba
dormitaba la siesta
también trasnochaba.
Ante su trono de audiencias
desfilaban: paisanos,
familiares, amigos…
él moderaba: debates,
tertulias, ponencias…
Sus estudios, sus años
árbitro nombrado
de toda la aldea;
garante perfecto
de sentencias, consejos...
¡Amaba su pueblo
amaba su casa
amaba su patio!
Tanto los anhelo
en la guerra
que a su regreso
jamás quiso
abandonarlos
ni horas, ni días,
ni meses, ni años
solo los dejó
cuando sus nietos
lo llevaron
para el eterno
descanso.
La testigo muda
preside el patio.
Águeda Bautista ‘ Recuerdos de Frasquito ‘, 16 de mayo de 2006.
Por cortesía de la autora.