Gabriel Carrasco Hurtado
Palacio
Real de Sicilia; palacio de los virreyes españoles
Foto: Ana Isabel Escriche - Planeta Dunia
A vueltas con el noveno Conde deSantisteban del Puerto, Don Francisco de Benavides Davila y Corella, redundamos
en esa estancia italiana del que se hizo un experto al servicio de la Monarquia
Hispánica.
No es una ligereza el título de este post
y por supuesto tampoco la canción de Franco Battiato. La cuestión es hacer
ciertamente estética una versión del otro lado.
El IX Conde se estrenó en el extranjero,
y en Italia, en Cerdeña pero su primer gran destino fue Sicilia.
Sicilia guarda un paralelismo con la
tierra ancestral del Conde; este, aunque por cuestiones “logísticas”, había
nacido en Madrid pero tanto su padre –el Virrey del Peru- como su abuelo, etc…
habían nacido en Santisteban del Puerto y no cabe duda que Don Francisco
ostentó preeminentemente el título de Santisteban; a más buscó el ascenso: el
ducado y la grandeza de España.
Sicilia como Andalucía es el sur para los
italianos; otro modo de vida.
El Califato de Cordoba es un espacio
temporal prácticamente paralelo al Emirato de Sicilia; “Notti bianche per i
Saraceni ch' erano di facili costumi”: “i sarraceni” refiere los sarracenos del norte de
África que conquistaron la isla.
Franco Battiato y Manlio Sgalambro. Foto: https://8thofmay.wordpress.com/
Franco Battiato, nacido en Sicilia, se
hizo en la modernidad del norte, en Milán, pero su sentir quedó en la isla, en
la filosofía de su amigo Manlio Sgalambro y sus teorías sicilianas. Y ahondando,
él era pleno del otro lado del mar, de donde vinieron “i saraceni”: Tunicia,
Libia…
Pero… qué pasó allí; el noveno conde se empleó precisamente nada más comenzar
su mandato (año 1678) en Mesina.
Mesina, que está a las puertas de Catania
( provincia natal de Battiato), fue la gran cuestión que resolvió Santisteban consolidando
toda la Isla de Sicilia en sus nueve años como Virrey como un territorio muy
adherido a la Monarquia Hispánica, generando importantes recursos para la
Hacienda Real.
« locande chiuse ai Greci e agli
Spagnoli
nei dintorni di Catania »
Don Francisco Benavides casó nada más y
nada menos que con Doña Francisca Josefa de Aragón Fernández de Córdoba y
Sandoval, hija del Duque de Segorbe y de la III Duquesa de Lerma.
La estancia virreinal de Don Francisco
fue el hoy Palacio Real de Sicilia, conocido como el Palazzo dei Norman.
Este palacio se comenzó a construir en
época emiral sobre restos fenicios. Se trata de una soberbia construcción en
el centro de Palermo.
Capilla Palatina. Foto: Ana Isabel Escriche - Planeta Dunia
De los diecisiete hijos habidos en el
matrimonio cinco nacieron en el virreinato siciliano.
Las cinco partidas bautismales se
conservan en el Archivo de la Casa Ducal del Hospital de Tavera, sección
Santisteban del Puerto:
Datada en el año 1679 la de Rosalia
Manuela; en 1681 de Juan Pedro Pablo Nicolás Inocencio; en 1683 de Manuel; en 1685
de Catalina Vicente y en 1688 de Mariana.
Todos nacidos en Palermo y bautizados en
la Capilla Palatina; esta capilla es una de las joyas patrimoniales de Palermo
y está inscrita en la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Primera
página de la Partida de Bautismo de Don Manuel de Benavides, I Duque de
Santisteban del Puerto. Archivo de la Casa Ducal de Medinaceli, sección
Santisteban del Puerto
El lector no ha de pasar por alto que
entre los cinco hijos de Santisteban nacidos en Palermo, o sea sicilianos, está
Manuel; el que a la muerte de su padre heredaría el título de Conde de
Santisteban del Puerto.
Manuel heredó la Grandeza de España de su
padre y él, por su servicio a la Corona elevó el condado a ducado, por gracia
de S.M. Felipe V, Real Cedula de 20 de agosto de 1738.
Despertar en primavera.
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Risveglio di primavera es una canción de Franco Battiato
Despertar de primavera
La
presencia de la artillería
en los países meridionales,
unidos en la lucha al extranjero,
bajo el Reino de las Dos Sicilias.
Y los movimientos predecibles
de las tropas en falsas batallas,
el olor de la pólvora
y voces del estrecho de Mesina.
Sentimientos
ocultos entre nosotros,
me enamoré
siguiendo los ritmos del corazón
y me desperté en primavera.
Noches
blancas para los Sarracenos
que eran de fáciles costumbres,
posadas cerradas a los Griegos y los Españoles
en los alrededores de Catania.
Y los movimientos irresistibles
de caderas de las chicas,
ver bailar flamenco
era una experiencia sensualísima. Sentimientos ocultos entre nosotros,
me enamoré
siguiendo los ritmos del corazón
y me desperté en primavera.